Páginas

viernes, 21 de noviembre de 2014

Tolkien y los caballos: el origen de un pueblo

                          Los Rohirrim a punto de cargar en la batalla del Pelennor.


J.R.R. Tolkien fue mucho más que un gran escritor. Participó de la Primera Guerra Mundial y fue testigo de los últimos momentos de la caballería como fuerza militar, por lo que sus vivencias fueron traspoladas a sus obras. Lo cierto, es que cosechó un gran amor por los caballos y eso fue el germen que le dio origen a un pueblo: Rohan.

Una tierra dominada por señores de cabellos largos y dorados, similares a las crines de sus corceles. Hombres que viven para sus caballos y caballos que viven para sus hombres, constituyendo una de las fuerzas militares más letales de toda la Tierra Media.

Señores de carácter fuerte y de palabras sinceras. Mujeres guerreras y nobles. Un linaje de reyes sabios con una fortaleza indescriptible, entre otras cosas, hacen de Rohan un pueblo que atrapa a todo aquel que lo conoce.

Identificado con un caballo blanco, sobre un fondo verde y detalles dorados, su capital es Edoras, una bella aldea ubicada en lo alto de las laderas. Además, posee una de las fortalezas más icónicas de toda la saga: el Abismo de Helm.

Cuando el mundo de los hombres estuvo a punto de desfallecer, el pueblo de Rohan llegó para darle un nuevo aire y llenar de esperanzas los corazones de aquellos a los que la sombra ya había dominado. Eso es Rohan: una tierra pujante y solemne que encuentra en su símbolo la mejor representación de su gente. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario